martes, 26 de octubre de 2010

Abre los ojos!

    Creo no descubrir ni escribir nada nuevo si digo que el mundo, el sistema o el orden que rige nuestro modo de vida, no funciona, no es válido. Creo que no somos conscientes, ni interesa que lo seamos, del cómo y el quién mueve los hilos del gran teatro de títeres que es a fin de cuentas nuestras vidas.

    Se nos mantiene entretenidos y se nos engaña con “falsas noticias”, nos hacen creer que ése es el mundo real en el que vivimos, que ésas son las noticias y ésa la política real y que no existe otra, pero un servidor ya no se cree un carajo de lo que cuentan Matías, Gabilondo y compañía. A fin de cuentas, son unos muñecos más del teatro anteriormente mencionado, con sus hilos de nylon prendidos a manos, pies y boca, bailando y hablando al ritmo que la multinacional, o el gobierno de turno, toca.
    Nos hacen creer informados cuando en realidad no lo estamos; en los telediarios o en los periódicos, las noticias realmente interesantes pasan de puntillas sin apenas levantar polvo, en el supuesto caso de que éstas aparezcan.
    Ojalá se le dedicasen y se le hubiesen dedicado tantos minutos en televisión y tantas portadas a las filtraciones de Wikileaks (No me refiero sólo a los actuales Iraq war logs) como se le dedican y siguen dedicando a la separación de La Esteban, o a la futurible de su ex (nótese que ahora mismo, El Jesulín es el ex de La Esteban y no al revés) y La Campanario, a la paternidad del hijo de La Ivonne, al “retiro espiritual” del Matamoros, las lágrimas de Moratinos, el novio de la duquesa, la posible bisexualidad de La Pantoja, el último escándalo del nuevo novio del Falete, las canas al aire del Espartaco, los líos de familia de La Tita, los secretos de belleza de La Lomana, los morros de la ministra, o con quién se queda y con quién no el último tronista de Mujeres hombres y viceversa. Por poner unos cuantos ejemplos, vamos.
    Díganme si no es para buscarse la vena más gorda y tirar de cuchilla.

    Obsevando el video difundido por wikileaks en el cual se puede ver el asesinato de los dos periodistas de Reuters junto con al menos otras 10 personas, lo primero que me vino a la cabeza fue el nombre de José Couso, para después aparecer borrosas en mi memoria unas imágenes vistas en un documental, realizado por la misma cadena para la que trabajaba, a los pocos días de su asesinato, en las cuales se ve cómo es transportado en un colchón, si mal no lo recuerdo, ante la mirada desencajada de Jon Sistiaga.
    Las voces de los familiares, amigos y todos aquellos que pedían justicia se fueron apagando con el paso de los años, debido sobre todo a la falta de apoyo del gobierno de España, que no estuvo a la altura y no tuvo el valor suficiente como para exigirle al todopoderoso gobierno de los United States of America, que se identificase a los asesinos y se les juzgase como tales. Sólo espero que los familiares y amigos de las personas que son asesinadas en el vídeo difundido por wikileaks reciban la justicia que a día de hoy no ha recibido José Couso.
    Al terminar de ver el vídeo, las palabras rabia, indignación, incredulidad, asco... no son capaces de definir lo que me comía las entrañas y me nublaba el entendimiento.

    Fue como despertar de un sueño, como si el escenario de cartón piedra por el que como buena marioneta me desenvolvía se hubiese desmoronado de repente. Los buenos dejaron de ser buenos y comencé a entender las razones de los malos. Vi el mundo desde el otro lado del espejo y no me gustó nada, pero nada, lo que veía.
    Me había tragado los documentales Zeitgeist: the movie y Zeitgeist: Addendum, pero aún creyendo que en su conjunto y globalmente pueden dar una visión bastante acertada del orden real del mundo, para mi algunos casos no pasaban de ser meras teorías conspirativas. Otorgándoles, eso sí, la importancia que tiene el mero hecho de hacernos pensar y dudar. La duda es el primer paso hacia el conocimiento, nos obliga a informarnos, a mirar el mundo con otros ojos, a prestar atención a todo aquello que ocurre a nuestro alrededor, a buscar más allá de la noticia, debajo de la tinta del periódico o del speech del periodista de turno.
    No somos conscientes del poder que tenemos, quizás no como individuos aislados, pero sí como sociedad, como conjunto de seres humanos que no está dispuesto a permitir la tortura y el crimen para saciar las ansias de poder y el egoismo de unos pocos. Tampoco somos conscientes de la poderosa herramienta que es internet para despertar mentes, para aprender, para estar informado en tiempo real, sin ningun tipo de filtración oficial.
    A quienes quiera que sean los que gobiernan y controlan este mundo, no les interesa que la tijera de la educación, de la cultura y de la información corte los hilos que nos mantienen atados a sus sucios dedos.
    Estoy seguro que no les gusta el libre acceso a la información que presta la web, estoy seguro que no les gusta Julian Assange, estoy seguro que tampoco les gustas tu, si es que has tenido la curiosidad suficiente como para llegar hasta aquí.

    Ahora, abre los ojos y miénteme, dime que nada de lo anterior es cierto.
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miércoles, 20 de octubre de 2010

Mañana no será lo que Dios quiera.

    Mañana es un abanico que se abre y se cierra de manera imperceptible ante nuestros ojos; mañana puede ser un todo incierto o un ayer asegurado. En mañana caben beso, abrazo, lágrima y adiós; en ayer todo menos esperanza e ilusión, un todo sin sentido y sin medida; caben la leche y el tazón, el collar del perro, la banda de música, el telescopio, el mando a distancia y el tenedor, el imperdible, la batuta, el marcapáginas, el billete de metro, la sopa de sobre, la pata de palo, el peine, el microscopio, la pelota y el ordenador.
    En mañana caben verde y azul, amarillo y negro, cabe la Historia al por mayor. Cabes tu y quepo yo. Cabemos nosotros y ellos, Cien años de soledad, Macondo, los Buendia y compañía, el diccionario, los finales tristes, los palacios de cristal, el corazón, la calabaza, la pipa de girasol, el violin, el oxido de las vias, las balas, los lunes al sol...
    Mañana llegará a ser hoy, ayer y antes de ayer, sin dejar de ser.
    Mañana puede ser aire, sacapuntas, alfiler, tobogan, arena, polvo de estrellas, sonrisa, lágrima en tus ojos, mirada complice, hoja perenne, primavera, piscina, isla desierta, cana en el pelo, traje de luces, guerra, vino, azucar, trigo verde, rueda de molino, agua que no has de beber...
    Mañana será Luis, será García, será Montero, será Angel, será Gonzalez...

Mañana, no me engañas, no serás lo que eres hoy.
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jueves, 14 de octubre de 2010

Delgada como el viento, suave como un alfiler...

     Lo que más duele cuando uno la ve, es el hecho de pensar que perfectamente tu, yo o cualquiera de nosotros, podríamos ser ella. Está delgada, extremadamente delgada. Tiene cuerpo de niña o quizás es que de algún modo lo sigue siendo. La primera vez que la vi, el cielo de Madrid estaba gris y las calles eran espejos que reflejaban el ámbar de las farolas. Estaba empapada. Esperaba en el vestíbulo de la estación de metro a que el vigilante de turno se marchase o saliese a fumar un cigarro o a hablar con el móvil. Entró antes de que a mí me diese tiempo a sacar el abono de la cartera y la cartera de la cazadora. No saltó el torniquete. No. Se agachó y paso por debajo, como una niña pequeña, como un rayo. Vista y no vista. Y se alejó dando pequeños saltitos al caminar y dejando el rastro de su presencia en forma de pequeños manchas de agua en el enlosado. Íbamos en direcciones contrarias y desde el otro lado del andén la vi caminar sin rumbo, arriba y abajo, acercándose ahora a una chica joven, ahora a un abuelillo, en actitud suplicante. El pelo pegado al cráneo y el jersey marrón -más oscuro en la zona superior debido a la humedad-y empapado, marcándole exageradamente los hombros. Al cabo de un rato se sentó en un banco, justo enfrente de dónde yo estaba. No sé si se dio cuenta de que la observaba y la estudiaba, no sé si me vería o si me prestaría la más mínima atención; 0 si simplemente sus ojos miraban al frente sin ver, sin observar, sin detenerse en nada, atravesándolo todo. Un hombre gris, en una tarde gris, en una ciudad gris; juraría que no me prestó la más mínima atención. Pero a mí me tenía asombrado. Tal y como estaba sentada, subió los pies apoyando los talones sobre el borde del banco y se abrazó las piernas a la altura de las rodillas. Tiritaba. Tenía los bajos de los vaqueros sucios y mojados hasta media pierna. En los pies unas bailarinas negras que supuse igualmente empapadas. No ocupaba espacio. Era como uno de esos pajarillos que se caen del nido en los días de viento y lluvia, con las plumas mojadas y todavía sin saber volar. Uno de esos pajarillos que los niños encuentran desvalidos en el parque y con toda su buena voluntad de niño se los llevan a casa y los ponen al lado del radiador mientras intentan darles de comer miga de pan mojada en leche caliente. Uno de esos gorrioncillos que a los pocos días de estar en casa, cuando ya están secos y bien alimentados, al levantarse el niño una mañana e ir corriendo a verlo a la caja de zapatos donde le ha improvisado un nido con recortes de periódico, descubre que está muerto. Su madre, la del niño, que para él es alguien que lo sabe o debe saberlo todo, responde a su pregunta diciéndole que se ha muerto de tristeza, porque echaba de menos a su mamá. Pero que ahora ya está en ese cielo al que él nunca habría llegado por si mismo al no saber aún volar. El niño llora y entre lágrimas dice que no es justo. Hay tantas cosas injustas en esta vida hijo, hay tantas cosas, responde la madre al tiempo que le abraza. El llanto del niño era como el ruido del tren que entraba en la estación, poco a poco se fue calmando, hasta quedarse completamente en silencio. Cuando el tren desapareció devorado por la oscuridad del túnel, el banco y el anden estaban desiertos. Ella había desaparecido con él.
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viernes, 8 de octubre de 2010

A veces, casi siempre

    Según la agencia estatal de meteorología, la AEMET para aquell@s que gusten del últimamente tan en boga uso de las iniciales para formar un nombre, hoy llovería en Madrid, y un servidor ya se estaba frotando las manos sabedor de que los días de lluvia siempre son proclives a la letra fácil. Pero mira por dónde, resulta que la AEMET ha vuelto a fallar en sus pronosticos y la lluvia no aparece por ninguna parte, mientras la escritura que sí la hay, aunque sea algo forzada, me sale seca, raspándome la garganta.
    Por primera vez en la vida de este blog y sin que sirva de precedente, me he aplicado una autocensura, he publicado para acto seguido retirar lo publicado. He tenido que guardar palabras que la gente, siempre la gente, no ha sabido interpretar y he tenido que convertir en borrador algo que era digno de ser publicado. A veces, casi siempre, hacemos daño aún sin ser conscientes. Lo lógico cuando se es consciente de ese daño, es enmendar el error y como tal lo he hecho. Todavia queda gente que no puede entender que dos personas del sexo opuesto sean amigos y nada más, todavía hay gente que donde pone abrazo quiere ver sexo y donde pone extrañar o echar de menos ve rescoldos de un amor que nunca existió. Todavía hay gente que piensa que los amigos y las amigas no utilizan perfumes que quedan grabados en la memoria para no irse de la pituitaria jamás. Todavía hay gente que no entiende que hay amigos y amigas a quienes se les quiere como hermanos, sin necesidad de un porqué. Todavía hay gente que cuando dices que quieres a una persona en concreto piensa que a quien realmente quieres es a su hermana o a su vecina. Todavía hay gente que no entiende que se puede echar de menos a alguien a quien no se desea ver, a alguien con quien no se quiere volver a tener contacto. Todavía hay gente que no entiende que éste que teclea tenga momentos dulces en los que sólo recuerde las cosas buenas que esa otra persona le dejó grabadas en la retina mientras olvida, o hace con que olvida, las malas cosas que le nublaron los ojos. Las amigas y los amigos, a veces, salen a la calle con el pelo mojado y cuando se les abraza, el pelo les huele a champú y nos humedecen la mejilla más próxima, no es necesario haberse dado un revolcón con ducha incluida para descubrirlo. Todavía hay gente que no me entiende. Todavía hay gente a la que no entiendo. Y a pesar de la censura autoimpuesta, no hay mejor blog, ni mejor entrada que la memoria de uno mismo, ésa que no se puede formatear ni borrar, ésa que seguirá intacta hasta que la muerte o el alzheimer nos quiten los recuerdos. Entonces, sólo entonces, habrá quien pueda dormir tranquil@.
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Un año, tres segundos.

    A veces, casi siempre, me pregunto si tu también extrañas mi presencia. Si me añoras, si echas en falta mis abrazos como a veces, casi siempre, yo echo en falta los tuyos. Un año hace ya de entonces. Un año. Se dice pronto. Tres segundos tan sólo, sirven para decir "un año", lo he cronometrado; el año que llevo sin ver el brillo de tus ojos y sin disfrutar de tu sonrisa preñada de dientes. Un año sin tu cara recién lavada  rebosante de optimismo y alegría. Un año sin sentir el apretón de tu abrazo y el olor de tu pelo mojado. Un año siguiendo el rastro de perfumes Hugo Woman que nunca terminan en ti... A veces, casi siempre, tres segundos me resultan demasiado tiempo.
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